Ahora quiero que me dés esta casa, este trabajo. Y que me expliqués porque no me dás exactamente lo que te pido en el momento que YO sé que es el mas conveniente... Reclamo todo esto para MI...Tengo derechos o no soy tu hijo? Yo rechazo todo sufrimiento en mi vida y rechazo todo lo que me haga salir de mi comodidad... Para eso moriste por mi... o no soy tu hijo? o habré entendido mal? Y respóndame siempre en el instante que lo busco usted me tiene que hablar de vuelta.. Ahh... y después de todo me trae la cuenta por favor ahh, y de paso gracias.
En qué hemos convertido la imagen del Dios todopoderoso, en alguien que me trae todo a mi antojo y bajo mis caprichos? Creemos que al tener el privilegio de ser sus hijos, podemos manejar la voluntad de Dios a nuestro antojo. Se nos olvida quién es El y quienes somos nosotros. Somos seres finitos ante un Ser infinito que sabe que es lo mejor para nosotros. Ese Ser, si decimos que hemos estudiado la Biblia, muchas veces permanece en silencio. El ejemplo de Elías en la cueva: escuchó a Dios en un silbido apacible... Nuestro silencio ante la gran majestad del Rey. Cómo hemos perdido ese momento solemne de estar delante de la presencia del Dios del Universo?
Cómo es que los niños aprenden a hablar? Escuchando la voz de sus padres en silencio... Cuando le pedimos a Dios que se haga nuestra voluntad ( muy diferente a lo que oramos cuando decimos el Padrenuestro) y le exigimos nuestros derechos como hijos a que nos conteste a cambio de 30 monedas de plata, nos desubicamos de nuestra condición de seres finitos al Ser Infinito. Y qué resultados tiene esa desubicación? Falsas expectativas y un concepto erróneo del verdadero Evangelio. Y al final nos podemos ir del camino ya que nos vendieron algo que no es la realidad.
Nuestros derechos como hijos de Dios son inmensos y maravillosos: la paz que sobrepasa todo entendimiento, tener la mejor compañía durante la aflicción y que mas importante que la vida eterna al lado de nuestro Maestro? Ya con todo esto deberíamos estar mas que agradecidos y felices todos los días de nuestra vida.
Y para terminar quiero compartir con ustedes una cita del libro " Cuando todo calla. El Silencio en la Biblia" de Silvio José Báez que dice así:
"El Dios bíblico es siempre un Dios a quien buscar y en quien esperar, más que un Dios a quien encontrar y poseer. Es el Dios que habla callando y calla hablando, que no da explicaciones, pero que sorprende siempre como misterio de amor y de vida, cuya infinita cercanía es paradójicamente su infinita lejanía de todas nuestras imágenes y representaciones de la divinidad, por muy altas y sublimes que sean. La angustia del no saber y el silencio de la aparente ausencia son parte constitutiva de la auténtica experiencia de Dios, que siempre está más allá de toda experiencia y de toda conceptualización. Afirmar que Dios es silencio es reconocer y aceptar que los caminos de Dios no son sólo los de la palabra y la respuesta, sino también los del silencio y el escondimiento."
Aprendamos a escuchar y a disfrutar el silencio de Dios.
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