No me estoy refiriendo específicamente al fuego del infierno... Eso se llevaría varias entradas para comentar sobre este tema. y la verdad es que tampoco me interesa mucho un tema tan escatológicamente abusado por distintas posiciones que furiosamente se dicen ser los dueños de la verdad absoluta.
Pero si les quiero comentar algo maravilloso que observé en el fuego. Hoy iba manejando por la Avenida 10 a las 5 y 30 de la tarde. No habían muchas presas pero si tuve la oportunidad de detenerme un ratito a observar a un hombre soldando las rejas de un edificio. Estaba medio oscureciendo y se podía observar un chispero impresionante. Tan grande era ese chispero, que la gente cruzaba la calle para no quemarse.
Se sabe que ante el contacto con fuego, hay elementos transformados. Nada permanece igual después de estar expuesto al fuego. Intente pasar el dedo por un fuego de la cocina... sacar un pyrex del horno sin protección, derretir cera, hasta fundir oro. El fuego es poderoso y mal usado hasta llega a ser mortal y produce mucho dolor.
Así es cuando alguien tiene un contacto con el amor de Dios: transformado. Nadie debería permanecer de la misma manera. Después que Moisés tuvo ese encuentro con la zarza que nunca dejó de arder, no fue el mismo...Pero no se guardó la experiencia para él solito: sacó a su pueblo de la esclavitud y lo guió hasta la tierra prometida. Una aventura que Hollywood la ha interpretado una y otra vez. Una aventura que ocupaba un hombre impactado por la presencia de Dios que aunque no fue fácil, se arriesgo y la experiencia se hizo una realidad, una acción.
El amor de Dios como fuego cuando a través de Jesús se les presenta a los caminantes de Emaús. Al principio no le reconocieron pero al hacerlo mas tarde se dijeron: Con razón ardía nuestro corazón.
El día de Pentecostés, cayeron lenguas de fuego y recibieron al Espíritu Santo. La promesa del Padre, el regalo prometido: el que puede consolarnos y recordarnos de quienes somos hijos verdaderamente. Luego de este evento de fuego, los discípulos salieron al mundo con gran poder. Por este evento, nosotros tenemos el privilegio de tener un guía de ese nivel.
Muchas personas impactadas por el fuego, transformadas para seguir cambiando vidas a nuestro alrededor. Solo el amor de Dios produce estos cambios. De fijo, si alguien conoce el amor de Dios no solo es transformado, transforma a los demás.
Qué responsabilidad tenemos cuando hemos sido contactado por ese "fuego"? guardárnoslo calladitos, seguir recibiéndolo y buscando mas solo para nosotros mismos, o ir a transformar al mundo que no lo conoce? Al salir a ese mundo vamos a arriesgarnos, hay que sufrir, hay que morir cada día, como dice Pablo...
Qué pasa con las iglesias? están dormidas? Tendrá que venir Jesús y decirles: "Talita Cumi" levántate no estás muerta, sólo duermes?
El mundo llora por esta transformación y nos quedamos seguros y cómodos dentro de nuestra burbuja.
Es nuestra misión, no la de solo un grupo específico, de ir a amar a lo perdido, y lo perdido no está visiblemente cerca, ni como dice su propia palabra "perdido" está perdido.
Si decimos conocer a Dios y a amarlo, el riesgo de salir viene en el paquete. Esto no es negociable. Así que mis buenos deseos es que todos nos quememos con este amor transformador para ir a cumplir con lo que Jesús nos dejó por hacer.
1 comentario:
¡Sensacional! me encantó :D
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